Estas últimas semanas han sido un
poco raras, entre un tiempo de ocio más que satisfactorio y un tiempo en la
oficina más que ocupado… Y dado el desorden cerebral que tengo ahora mismo, voy
a proceder a narrar una serie de hechos que si bien no parecen guardar relación
aparente, al final nos llevarán a un tremendo e impactante desenlace. O no. Pero
es una bonita historia de todas formas.
Empezando por el título del post,
ayer nos fuimos a San Francisco, al local más hipster en el que he estado en mi vida. Pero la verdad, molaba. Era música en directo de grupos que yo no
conocía, pero que la gente allí sí, así que seguro que eran tope mainstream. El
primero de los grupos que escuchamos era un show puro y duro. El cantante se
iba cambiando de ropa extravagante en ropa extravagante a lo largo de la
actuación, y al final las últimas canciones las cantó con un sombrero-culo. Un
10 por la puesta en escena. Y luego unos que eran igual de modernos y cantaban
mejor, pero un espectáculo un poco más soso, si bien hay que reconocer que las
imágenes de David Hasselhof con bigote eran un puntazo. Y para finalizar la
noche, al más puro estilo de Granada, una crepe para llevar la barriga llena el
viaje de vuelta a casa.
Fin.
En otro orden de cosas, hoy me he
encontrado en el coche con una nota que me ha dejado anonadado. Al más puro
estilo de multa de tráfico, teníamos un papel en el que los gestores de la
urbanización nos “amenazaban” por tener el coche mal aparcado. Bien, os explico
lo mal aparcado que estaba el coche: Estaba aparcado en batería con el morro
hacia afuera (es decir, aparcado de culo) y la norma de la urbanización es que
los coches hay que aparcarlos con el culo hacia afuera (es decir, aparcarlos de
cara). Indignados, comprobamos el contrato y es verdad… está estipulado que los
coches hay que aparcarlos de cara. He flipado con las cosas que incluyen los
contratos americanos de vivienda, esto es peor que el roommate agreement de
Seldom Cooper.
Fin.
Ya para terminar, un resumen
rápido del fin de semana pasado. Fue un viaje cuando menos entretenido a Tahoe.
Ya la aventura comenzó a hora tempranera, cuando subíamos un puerto de montaña
con nocturnidad y alevosía, y por obras los carriles eran más estrechos de lo
habitual. Me encontraba, oh, inocente de mí, en el carril izquierdo disponiéndome
a adelantar a un camión cuando el susodicho en curva a izquierdas bastante
pronunciada comenzó a invadir mi carril, dejándome sin espacio para avanzar.
Para añadir tensión, un g******as me empezó a hacer ráfagas desde detrás, al
parecer tenía mucha prisa por ser espachurrado por el tráiler, ya que su coche
era como el doble del que yo llevaba. Finalmente, y tras haber visto las 3
últimas de A todo gas la semana
pasada, bajé una marcha (mentira, pues era automático) y pisé a fondo,
sujetando el volante y esquivando al tráiler, que cada vez invadía más mi
carril. Una vez fuera del alcance del camión un suspiro generalizado invadió en
habitáculo y el copiloto (y dueño del coche) procedió a despegar las uñas que
había dejado incrustadas en el salpicadero debido a la tensión del momento.
Llegamos sin más percance a la “cabaña”
del jefe, y digo cabaña porque era de madera, porque en realidad eran dos
plantas de casa, con sus dos chimeneítas donde hacer fuego, sus teles de 50’’,
su “garage band”, su jacuzzi al aire libre, su barbacoílla… puro lujo y espectáculo.
Fue un buen finde, fuimos a
Nevada, donde nos dejamos llevar por el poder de los casinos en Reno y allí
gané mis primeros $2 de forma legal gracias al juego. Luego alguna stripper
desalmada se los quedó, pues se me engancharon en su tanga sin yo poder
evitarlo (en realidad es mentira, pude evitarlo. Vale, en realidad me los llevé
a casa, la stripper no se los merecía xD). Y ya después… el lago!
Nos habían
advertido que el agua estaba fría… aficionados, que se vengan a bañarse al
Atlántico y noten como la bolsa
escrotal se encoge hasta tener el
tamaño, forma y textura de una uva pasa. En el lago nos cogimos un kayak (no,
no en argentino) y nos dimos un paseíllo por los alrededores. La verdad es que
es bonita la zona.
Para culminar el finde… telephone
pictionary. Nunca frases inocentes dieron más juego! La verdad es que fue un
buen descubrimiento este juego, gracias
a nuestros contactos estadounidenses. Creo que no me olvido nada
destacable (que seguro que sí pero ahora no caigo) así que hasta más ver,
artemaníacos.






