domingo, 11 de septiembre de 2011

Hipsters, hipsters everywhere


Estas últimas semanas han sido un poco raras, entre un tiempo de ocio más que satisfactorio y un tiempo en la oficina más que ocupado… Y dado el desorden cerebral que tengo ahora mismo, voy a proceder a narrar una serie de hechos que si bien no parecen guardar relación aparente, al final nos llevarán a un tremendo e impactante desenlace. O no. Pero es una bonita historia de todas formas.

Empezando por el título del post, ayer nos fuimos a San Francisco, al local más hipster en el que he estado en mi vida. Pero la verdad, molaba. Era música en directo de grupos que yo no conocía, pero que la gente allí sí, así que seguro que eran tope mainstream. El primero de los grupos que escuchamos era un show puro y duro. El cantante se iba cambiando de ropa extravagante en ropa extravagante a lo largo de la actuación, y al final las últimas canciones las cantó con un sombrero-culo. Un 10 por la puesta en escena. Y luego unos que eran igual de modernos y cantaban mejor, pero un espectáculo un poco más soso, si bien hay que reconocer que las imágenes de David Hasselhof con bigote eran un puntazo. Y para finalizar la noche, al más puro estilo de Granada, una crepe para llevar la barriga llena el viaje de vuelta a casa.
Fin.
En otro orden de cosas, hoy me he encontrado en el coche con una nota que me ha dejado anonadado. Al más puro estilo de multa de tráfico, teníamos un papel en el que los gestores de la urbanización nos “amenazaban” por tener el coche mal aparcado. Bien, os explico lo mal aparcado que estaba el coche: Estaba aparcado en batería con el morro hacia afuera (es decir, aparcado de culo) y la norma de la urbanización es que los coches hay que aparcarlos con el culo hacia afuera (es decir, aparcarlos de cara). Indignados, comprobamos el contrato y es verdad… está estipulado que los coches hay que aparcarlos de cara. He flipado con las cosas que incluyen los contratos americanos de vivienda, esto es peor que el roommate agreement de Seldom Cooper.
Fin.
Ya para terminar, un resumen rápido del fin de semana pasado. Fue un viaje cuando menos entretenido a Tahoe. Ya la aventura comenzó a hora tempranera, cuando subíamos un puerto de montaña con nocturnidad y alevosía, y por obras los carriles eran más estrechos de lo habitual. Me encontraba, oh, inocente de mí, en el carril izquierdo disponiéndome a adelantar a un camión cuando el susodicho en curva a izquierdas bastante pronunciada comenzó a invadir mi carril, dejándome sin espacio para avanzar. Para añadir tensión, un g******as me empezó a hacer ráfagas desde detrás, al parecer tenía mucha prisa por ser espachurrado por el tráiler, ya que su coche era como el doble del que yo llevaba. Finalmente, y tras haber visto las 3 últimas de A todo gas la semana pasada, bajé una marcha (mentira, pues era automático) y pisé a fondo, sujetando el volante y esquivando al tráiler, que cada vez invadía más mi carril. Una vez fuera del alcance del camión un suspiro generalizado invadió en habitáculo y el copiloto (y dueño del coche) procedió a despegar las uñas que había dejado incrustadas en el salpicadero debido a la tensión del momento.
Llegamos sin más percance a la “cabaña” del jefe, y digo cabaña porque era de madera, porque en realidad eran dos plantas de casa, con sus dos chimeneítas donde hacer fuego, sus teles de 50’’, su “garage band”, su jacuzzi al aire libre, su barbacoílla… puro lujo y espectáculo.

Fue un buen finde, fuimos a Nevada, donde nos dejamos llevar por el poder de los casinos en Reno y allí gané mis primeros $2 de forma legal gracias al juego. Luego alguna stripper desalmada se los quedó, pues se me engancharon en su tanga sin yo poder evitarlo (en realidad es mentira, pude evitarlo. Vale, en realidad me los llevé a casa, la stripper no se los merecía xD). Y ya después… el lago!

 Nos habían advertido que el agua estaba fría… aficionados, que se vengan a bañarse al Atlántico y noten como la bolsa escrotal se encoge hasta tener el tamaño, forma y textura de una uva pasa. En el lago nos cogimos un kayak (no, no en argentino) y nos dimos un paseíllo por los alrededores. La verdad es que es bonita la zona.
Para culminar el finde… telephone pictionary. Nunca frases inocentes dieron más juego! La verdad es que fue un buen descubrimiento este juego, gracias  a nuestros contactos estadounidenses. Creo que no me olvido nada destacable (que seguro que sí pero ahora no caigo) así que hasta más ver, artemaníacos.